El episodio comienza
retomando el momento en el que Yuu y Guren se encuentran, y éste
último ataca con su espada a Yuu, pero como siempre Mika aparece y
detiene el ataque, interponiéndose entre los dos con su arma. Yuu y
sus amigos observan confundidos la breve pelea entre Guren y Mika,
hasta que Kureto Hiragi lo llama, haciendo que Guren aparte su
atención del vampiro y ordene a su espada que “beba la sangre de
humanos, demonios y antecesores”. Vamos, todos en el mismo saco.
"Lo importante es que estés bien, pero ahora voy a cortarte por la mitad" |
Para el desconcierto de
Yuu, Guren se lanza contra humanos y vampiros, empezando una
carnicería sin hacer distinción, hasta que el gran contenedor
estalla debido a la cantidad de sangre absorbida por las flechas,
revelando así su interior. Lo que había en la estructura parece ser
un ángel, hasta que se descubre que se trata de Mirai, la hermana de
Kimizuki, que había sido sometida a experimentos para ser convertida en
un “arma”. La chica, que permanece suspendida en el aire y no es
consciente de sí misma, condena a los humanos y toca una trompeta
dorada, la misma que Yuu vio cuando quedó en coma. La tierra se abre
y comienzan a salir estructuras puntiagudas como si de un escenario
apocalíptico se tratase, mientras los presentes observan
desconcertados la situación.
Mirai. |
Kureto ordena que se
contenga al ángel, Aoi da la orden y varias ristras de talismanes
encadenan el cuerpo de Mirai ante la mirada preocupada de Kimizuki,
el cual se enfurece y corre hacia ella, pero justo en ese momento es
atravesado por la espada de Guren. Al ver esto,Yuu se lanza contra
Guren (que es para él como una figura paternal y no cree posible que
haya atacado a un miembro de “su familia”) e inician una breve
lucha, sumándose Mika a ésta. Pero cuando por fin Yuu consigue
alcanzar a Guren, es incapaz de matarlo, pues se niega a aceptar que
es un traidor. Yuu agarra a Guren del cuello del uniforme y le pide
explicaciones, pero para su sorpresa, Guren empieza a llorar,
haciéndole entender de que algo pasa con él, que no es dueño de sí
mismo.
Guren hiriendo a Kimizuki. |
Pero ante la sorpresa de
todos, Guren atraviesa con su espada a Yuu, haciendo que Mika se
vuelva muy loco acuda a su lado. En ese momento, en el que Guren ríe
desquiciado, del interior de Mirai (el “angel”) brota una
sustancia negra que forma un demonio gigante, al que Kureto llama
“Abadón, el demonio de la destrucción invocado por la quinta
trompeta”. Kureto ordena a Aoi que dé la orden de devorar al
resto, por lo que ésta lanza contra el demonio unas flechas que
provocan que Abadón cree pequeños demonios individuales, que
comienzan a atacar al resto. Tanto los humanos como los vampiros son
devorados por las criaturas, y ante el peligro inminente, Shinoa da
la orden de retirada, pero Kimizuki se niega a abandonar a su
hermana.
Abadón. |
El chico intenta llegar hasta ella pero por culpa de su
herida no puede avanzar mucho, por lo que es ayudado por Yoichi y
Mitsuba. Mientras tanto, Mika carga a su espalda a Yuu, pero éste le
pregunta por Guren y por sus amigos. Mika se enfada, pero su amigo le
intenta hacer comprender que tanto ellos como él son su familia. En medio de la disputa,
cuando el chico vampiro es empujado por una de las criaturas, Yuu se
da cuenta de que está muy malherido y le ofrece su sangre, pero éste
no se puede regenerar dentro de ese campo. Un desesperanzado Mika le
dice que no se puede hacer nada contra ese demonio, así que lo mejor
es que lo deje allí y que huya, pero Yuu se niega.
Mika y Yuu. |
Convencido de que lo
único que puede hacer es matar al demonio, Yuu se hace un harakiri
se clava su espada para así volver al estado en donde se encuentra
con su demonio Asuramaru, que le recrimina que la está traicionando y
que si sigue ese camino va a perder su humanidad. Él le responde que
no le importa si así consigue salvar a su familia, y toca la
trompeta dorada. En ese momento, algo estalla y Kureto con el resto
de su escuadrón observan el gran haz luminoso que se ha formado,
descubriendo que se trata de Yuu en su forma de “Serafín del Fin”.
Mika es empujado por la
explosión, pero es salvado por Krul Tepes. Mientras, Kureto ordena
que ataquen inmediatamente a Yuu, pero éste detiene los ataques
con... Sal. Sí, eso que usas para que la comida no sepa sosa.
Aunque este poder no parezca muy atractivo, resulta muy efectivo ya
que todos los ataques u enemigos son convertidos en sal. Aoi revela
que Yuu en esa forma se trata de “El Rey de la Sal”, el demonio
de la segunda trompeta. El chico crea un arma de sal y se lanza
contra Abadón, que después de unos instantes de lucha es finalmente
vencido. Mirai pierde su forma de ángel y cae inconsciente en el
suelo, mientras Yuu aún permanece suspendido en el aire, dispuesto a
convertir a todos los presentes en pilares de sal, pero Kureto lo
ataca y el cuerpo del chico cae al el suelo, comenzando así una
pelea en tierra. Kureto ordena a sus subordinados que atrapen al
chico, y justo en el momento en que Yuu iba a recurrir a su espada al
encontrarse frente a Guren, su demonio Asuramaru lo deja inconsciente
debido a “su pérdida de control”.
¡Es el Rey de la Sal! |
Mika intenta acudir junto
a Yuu con Krul, pero ella es atacada por Crowley. Aunque consigue
evadir al vampiro, Ferid aparece por detrás y la atrapa, clavando
sus colmillos en el cuello de Krul. Ésta le ordena a Mika que no la
ayude y que se vaya, mientras su sangre es succionada por Ferid. El
vampiro revela la traición de Krul, la cual participó en los
experimentos del “Serafín del final” y se proclama nuevo líder,
ordenando al resto de vampiros que acaben con los humanos.
Ferid y Krul. Esto parece ya parece acoso sexual. |
Cuando Guren se estaba
acercando al cuerpo de Yuu, Makoto Narumi aparece e impide que Kureto
y sus subordinados se acerquen a él, creando con su arma una pared
que permite a sus amigos salvar a Yuu y huir. En el momento en el que
Kureto iba a ordenar la persecución de los chicos, son atacados por el grupo de los
vampiros, por lo que no le queda más remedio que dejarlos
escapar para enfrentarse al enemigo. En medio de la confrontación,
Shinya entra en la escena, apuntando con su arma a Guren y pidiéndole
una explicación de todo lo ocurrido. Éste último se ríe,
provocando que Shinya se enfurezca aún más y lo golpee, pero Guren
le dice que “eso era lo que soñaban de pequeños, cambiar el
mundo”. Shinya, muy confuso, le grita y le recrimina haber
traicionado a sus subordinados, pero en ese mismo instante se da
cuenta de que Guren no es él mismo, que es probable que se haya
convertido en un demonio. Los chicos siguen con la
huida, y en el momento en el que son alcanzados por unos soldados,
Shinoa anuncia que su escuadrón se desliga del Ejército Demonio
Imperial Japonés. Mika acaba con los soldados y finalmente consiguen
huir.
Shinya amenazando a Guren. |
Es en este momento en el
que el capítulo sufre un salto temporal, adelantando los
acontecimientos cuatro meses después y mostrando cómo las tropas de los
humanos se reorganizan en la base, en dónde Aoi le informa a Kureto (que ahora parece que luce otro uniforme) que “están listos
para el avance”. También se muestra a Guren, el cual parece ser
que permanece a su lado. En otro lugar, el grupo de vampiros recibe a
Crowley, Ferid y a un nuevo personaje, un vampiro que parece tratarse
de un noble, más pequeño en apariencia y con el pelo bicolor.
Mientras tanto, en una
playa situada en una localización desconocida, se muestra a Shinoa,
Mitsuba, Yoichi, Kimizuki, Makoto, Yuu y Mika vestidos sin sus
respectivos uniformes pero manteniendo sus armas, preparándose para
una nueva misión: Salvar a Mirai y Guren. El capítulo termina de
una forma extraña; mientras el grupo bromea, Yuu se detiene y con
gesto ausente se mete hasta las rodillas en el agua del mar, para
después extender su palma de la mano y anunciar que “ha llovido”.
Y hasta aquí este épico,
salado y extraño episodio. Espero que hayáis disfrutado leyéndolo
tanto como yo escribiéndolo, a pesar de que ha sido un poco
complicado. Nos leemos próximamente, ¡felices fiestas!
Andy.
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