jueves, 28 de enero de 2016

FANFIC→ "Knots" — by SadLadyBug [1.2]


Como prometí, aquí me tenéis otra vez con la segunda parte del primer capítulo de este fanfic que me tiene enamorada. 
Debo confesar que es un poco difícil traducirlo, porque hay muchas frases hechas y expresiones que no puedo traducir con el significado exacto. Por eso os dejo al link a la entrada anterior, en la que encontraréis la URL del fanfic original escrito en inglés, para los que queráis leerlo de esa forma. 


Además, esta parte es mucho más larga que la anterior, ¡yay!
Os dejo otra foto bonita, que es buena costumbre♥


**Disculpad el cambio súbito de letra a mitad del fanfic. Me he estado peleando con el editor de entradas de blogger varias horas, pero no ha habido manera de solucionarlo. Si alguien tiene idea de cómo puedo arreglarlo que me lo deje en un comentario, se lo agradeceré muchísimo♥



[←Capítulo 1.1]

Knots —  by SadLadyBug

Capítulo 1.2


Siente un cosquilleo en sus pies y sus dedos emiten un débil "pop" al salir de su boca. Pasa un instante de confuso silencio antes de que una sonrisa invada su rostro y olvide todos los problemas que ha tenido hasta ahora.


Ahí está, erguido y con las piernas cruzadas, sentado en la sábana y vestido con su habitual atuendo blanco y rojo al que ella está tan acostumbrada. A pesar de la obvia posibilidad de comprarse telas caras de todo tipo, viste siempre igual, y siempre va armado y con la armadura puesta, como si se dirigiera a la batalla. Las palmas de sus manos descansan sobre sus rodillas, y está observando el bosque a su alrededor sin demasiado interés, como si llevara horas sentado allí. El corazón de Rin se acelera.


Sabía que hoy era el día. Lo sabía.


Acelera el paso desde el borde del claro y alza una mano por encima de su cabeza. "¡Lord Sesshomaru!"


Él se alza y la espera de pie para saludarla, con su cabello de plata ondeando tras de sí. La joven casi da un traspiés de nuevo cuando la mirada de él choca con la suya. Cada vez que se encuentran, Rin se siente como en casa, cómoda, animada, como embarcándose en una nueva y emocionante aventura. Su corazón no sabe si relajarse de alivio o acelerarse por la emoción. 


Esos días, su corazón no era lo único que respondía ante él.


Siembre ha sido alguien impresionante; Rin está segura de que cualquiera que pose su mirada en él lo verá como alguien fuera de lo común, envuelto en un aura de misterio. Ciertamente, así lo veía ella cuando era una niña. Pero ahora es lo suficientemente mayor como para saber que cuando si aliento se congela en su garganta al verlo no es solamente a causa de la admiración.


No sabe exactamente cuándo ocurrió ese cambio. Esa transición fue tan silenciosa y gradual que ni siquiera se había dado cuenta, hasta que una noche la anciana Kaede la sorprendió soñando despierta sobre cierto Lord youkai para decirle que había estado lavando el mismo plato durante los últimos cinco minutos con una mirada extraña en su rostro. Habían pasado cinco veranos desde entonces: doce desde que ella llegara a la villa para quedarse a vivir con Kaede siendo niña. En esos años se dio cuenta de que sus pensamientos erraban en dirección a él cada vez más durante su ausencia, y sus recuerdos permanecían vívidos y precisos; podía recordar con claridad los colores de su obi o el espesor de las borlas que adornaban su armadura. Pero ahora que él está ahí, frente a ella, se da cuenta de que sus recuerdos no le hacen justicia.


Se detiene a pocos pasos de distancia, sonriendo ampliamente. El rostro del Lord se mantiene impasible, pero nota alegría en él cuando habla. "Rin."


El simple sonido de su nombre pronunciado por él libera la tensión que no se había dado cuenta que tenía acumulada.


"¡Estoy tan contenta de verlo, Lord Sesshomaru! Estaba segura de que iba a venir hoy."


Él inclina la cabeza ligeramente. "¿Cómo?"


Ella se encoge de hombros. "Simplemente lo sentía." Él asiente sabiamente, como si fuera algo que pudiera entender; con sus sentidos de youkai, Rin supone que probablemente pueda, a su manera. Señala la sábana. "Por favor, tome asiento."


Él se sienta, con su cabello y la tela de su traje ondeando a su espalda, apoyándose en un árbol. Rin hace lo mismo frente a él y prepara la tetera. Mientras, el Lord le muestra un paquete que llevaba consigo, envuelto en papel de arroz y sujeto con un lazo que a la muchacha ya le es familiar. "Esto es para ti."


Su corazón se acelera al aceptarlo. "Muchas gracias, mi Lord." No necesita abrirlo para saber que le trae ni más ni menos que otra preciosa y exquisita tela para kimono. Le muestra una tímida sonrisa. "Sabe que no necesita traerme regalos cada vez que viene a visitarme. Pasar el rato con usted es suficiente para mí."


Él frunce el ceño. "¿Estás disgustada con mis presentes?"


"¡No! ¡No es eso! Le estoy muy agradecida. Es demasiado generoso, en realidad. ¡La anciana Kaede dice que tengo tela suficiente como para vestir a la villa entera!"


Él se encoge de hombros. "Eres una mujer joven," dice —y el corazón de ella da un brinco al pensar que quizás al fin se haya dado cuenta— "y una pupila del Lord del Oeste, a pesar de tu actual lugar de residencia. Tendrás todo aquello que le corresponde a alguien de tu posición."


La necesidad infantil de enrabietarse y soplarse el flequillo aflora en ella, pero consigue contenerse. Se gira hacia una de las tazas.


"Siento no haber estado aquí cuando llegó, tuve que volver a la villa para calentar el agua, que se había enfriado. ¿Le gustaría tomar un té?"


El Lord asiente, apoyando la espalda contra el tronco del árbol que tiene detrás y fijando su mirada en las hojas sobre ellos. Rin abre el paquete de hojas de té y las introduce en el agua. "Es una mezcla especial, hecha por Jinenji. Dice que es muy suave, espero que le guste."


Él asiente de nuevo, sin decir nada. Ella le sirve el té en una taza y se la acerca, pero cuando él se inclina para recogerla, su cabeza se detiene de repente. Frunciendo el ceño, vuelve a su posición y se gira, para ver qué ha sucedido.


Un mechón de su plateado cabello está enredado y se ha enganchado en la corteza del árbol. Alza una mano y tira del mechón para liberarlo de la corteza, observando el nudo de forma indiferente. Por un breve instante, intenta deshacerlo con sus garras, pero no lo consigue. Rin ve con horror como acerca una de sus garras al cabello con intención de cortarlo.


Las palabras salen de la boca de la muchacha antes de que pueda darse cuenta. "¡No! ¡No lo haga!"


La mano de él se detiene y la mira, evaluándola. Ella se remueve un poco en su sitio y alza las manos. "Quiero decir, haga lo que usted crea. Es que..."


Él alza una ceja, pero espera a que ella termine la frase.


"Es que su pelo es tan..." La palabra exacta que tiene en mente es precioso, pero no se atreve a decírselo. En lugar de seguir por ahí, cambia de táctica. "Sería una pena cortarlo. Estoy segura de que podemos desenredarlo si trabajamos en ello."


La ceja de él se alza aún más. "¿Trabajamos?"


Rin siente el calor en sus mejillas. "Si usted me permite, creo que puedo ayudarlo."


Él la mira cuidadosamente, y cada segundo de escrutinio a ella le parece una eternidad. "¿Deseas cepillarme?" (N.T.: La autora usa la palabra "groom", que puede significar cepillar o acicalar, pero también significa novio.)


El rostro de Rin arde. "¡No lo decía en ese sentido!" Se tapa la boca con una mano y desvía la mirada. En verdad no quería decirlo en ese sentido. Simplemente quería intervenir para salvar ese precioso cabello de una destrucción innecesaria. No se le había ocurrido que él pudiera tomársela de esa forma, con todo lo que ello implicaba. Pero ahora se que paraba a pensarlo...


Sus ojos amenazan con ponerse vidriosos, así que parpadea varias veces. ¡Céntrate! Los segundos pasan y todavía no tiene ni idea de cómo responder. Se ha quedado en blanco —es demasiado tarde como para hacer que parezca una broma, y si ahora se echa atrás, quizás él se lleve la idea equivocada. O, preferiblemente, la idea correcta. Contiene un gruñido. Hace lo posible para calmar sus nervios e intenta recordar todas las veces en que ella se ha ofrecido para hacer cientos de cosas por él a lo largo de los años: esta simplemente es otra más. Sólo porque vaya a tocarlo no significa que vaya a haber una gran diferencia, ¿verdad? Traga saliva y vuelve a mirarlo. (N.T.: La connotación sexual de este párrafo entero es POTENTE en la versión en inglés. No tiene desperdicio.)


Al final sonríe, nerviosa, y se las arregla para mantener las manos firmes para sujetar su taza de té, esperando a que el momento acabe. Por una vez, se ha quedado sin palabras.


Puede sentir los ojos de él fijos en ella mientras la evalúa, y ella intenta no revolverse demasiado. Es entonces cuando ve una chispa de alegría en los ojos del Lord. ¿La estaba... provocando? Su corazón se relaja, no sabe si de alivió o desilusión. Entonces él, despreocupadamente, deja caer el mechón de pelo sobre su hombro y desvía la mirada hacia los árboles.


"Puedes ayudarme, si eso te complace."


El corazón de Rin da un brinco, haciendo que casi se atragante con el té. ¿Él quiere su ayuda? Bueno, no hará falta que se lo diga dos veces. Pero entonces, la joven se mira las manos. Tiene las uñas rotas y sucias de desenterrar hierbas y raíces. Si las garras de él no han podido deshacer el nudo, es imposible que ella sea capaz de hacerlo. Entonces, tiene una idea. Se pone de pie en un abrir y cerrar de ojos, dirigiéndose a él por encima del hombro mientras echa a correr en dirección a la villa. "¡Por favor, espere aquí, Lord Sesshomaru! ¡Volveré en un momento!"



Ve el paisaje borroso mientras sus sandalias van golpeando el desigual camino de tierra. Está segura de que más de un aldeano la mira extrañado al verla por cuarta vez en pocas horas, pero no podría importarle menos. Llega a casa en un tiempo récord y ni siquiera se entretiene en quitarse los zapatos antes de entrar en su habitación. Parece que su suerte ha cambiado; Kaede debe haber salido. Encuentra en menos de un segundo lo que estaba buscando: un cepillo, esperándola justo donde ella lo había dejado aquella mañana. Lo coge, acercándolo a su pecho como si de un trofeo se tratara, y vuelve a salir por la puerta, rápida como un rayo.

Cuando llega al claro del bosque, él sigue justo donde ella lo había dejado, sorbiendo su té tranquilamente. La moteada luz de la tarde danza sobre él, iluminando sus facciones. Va frenando el paso, intentando recuperar la compostura.

"¡Encontré lo que necesitaba!" Agita el cepillo en el aire. Su aliento regresa a ella poco a poco. "¿Le gusta el té?"


Él asiente, tomando otro pequeño sorbo. Ella regresa a su sitio junto al Lord y se prepara. Lo importante que es para ella lo que está a punto de hacer amenaza con sobrepasarla; respira hondo y se centra en el trabajo.

“Hm, ¿podría girarse un poco hacia la izquierda? Me facilitaría el trabajo.”

El Lord se coloca como ella le pide sin decir ni una palabra, y Rin se topa con una cascada de cabellos como la plata, que fluyen, largos, por su espalda y hasta llegar al borde de la sábana sobre la que están. Hay tanto que Rin ni siquiera sabe cómo puede mover la cabeza bajo su peso. Él carraspea suavemente, y es cuando la joven se da cuenta de que ha estado quieta mirándole el pelo mientras él espera, paciente. Vuelve a la realidad e inmediatamente analiza la masa de cabello, buscando el enredo. No es difícil de localizar: el pelo encrespado interrumpe la fluidez del resto de cabello.

Con las manos algo temblorosas, sujeta el enredo entre los dedos y comienza a separar ligeramente el cabello con el cepillo. Tiene que esforzarse —ahora se da cuenta de por qué él quería cortarlo— pero no se rinde en su labor. Mechón a mechón, consigue desenredar el cabello y los alisa suavemente para que quede como el resto de su melena. El cabello es como seda en sus manos, y el hecho de poder pasar sus dedos por él es tranquilizador para ella. Sus nervios se van calmando y acaba cogiéndole el ritmo a la tarea. Tararea mientras trabaja, y esta vez las notas no suenan vacías, sino que llenan el espacio a su alrededor.

La emoción del momento no desaparece para ella, e intenta memorizar cada instante de la experiencia: la forma en que sus mangas rozan contra el cuerpo de él, el aroma del bosque que los rodea, el sonido de los pájaros cantando, y el suave tacto del cabello del Lord sobre su piel. Especialmente eso.

Se da cuenta entonces de que rara vez ha tenido la oportunidad de tocarlo, incluso de forma indirecta como esta. Puede que su relación hubiera comenzado con ella derramando agua sobre su cabeza, pero ese tipo de familiaridad acabó tan pronto como él se recuperó de sus heridas. Sólo necesitó una reprimenda de Jaken sobre lo impertinente que era y el respeto que debía mostrarle al Lord después de que la pillara acurrucándose en la estola de Sesshomaru una noche fría, para comprender cuál era su lugar. Después de eso, aprendió a no acercarse demasiado. Si se asustaba, se escondía tras él, o cuando se emocionaba se acercaba a él, pero siempre se mantenía cierta distancia entre los dos.

Bueno, casi. Esa distancia que debía mantenerse había sido ignorada en múltiples ocasiones, pero siempre de forma breve, siempre por necesidad, y siempre provocado por él. De niña, él la había llevado en brazos después de rescatarla o para atenderla cuando estaba herida. O bueno, quizás no hubiera sido siempre por necesidad. Después de que Naraku fuera derrotado y él la hubiera dejado en la villa, ocasionalmente apoyaba una mano en el hombro de la niña o le colocaba un mechón de pelo tras la oreja, en señal de despedida. De todas formas, a medida que Rin fue creciendo, esos acercamientos se hicieron menos frecuentes y la distancia física entre los dos creció.


Era irónicamente frustrante: cuanto más cerca quería estar ella, más lejos estaba él. Sin embargo, este tipo de contacto no tiene ningún precedente. Casi se echa a reír ante la idea de qué hubiera hecho si se le hubiera presentado esta oportunidad cuando era niña. Siempre había soñado con adornarle el cabello con flores, pero jamás se habría atrevido. Sigue sin atreverse, pero el hecho de pensarlo la hace reír de todas formas.

Antes de que se dé cuenta, el enredo se ha deshecho por completo, y la desilusión aflora en ella. Siente que nunca volverá a ocurrir nada parecido, y no puede evitar querer prolongar el momento un poco más. Le peina el cabello hasta el suelo, entreteniéndose más en las puntas, con cuidado de no tocarle el cuerpo. Después de aquello, le separa unos cuantos mechones y los peina también, para evitar que se formen enredos de nuevo. En verdad le estaba haciendo un favor a él, pero incluso esta tarea acaba demasiado pronto. Suspira interiormente y pasa sus manos por los bordes de su cabello una vez más, sabiendo que ya se ha aprovechado demasiado. Está a punto de decirle que ha terminado, cuando de pronto ve algo que no había visto antes.

No puede en la suerte que está teniendo. Quizás el universo no la odie del todo.


Se muerde el labio. "¿Señor Sesshomaru?"


"¿Sí?"


"Hay otro nudo. Está enredado en las correas de su armadura, en su espalda. ¿Puedo deshacerlo por usted?"


Él asiente, de forma elegante. "Si lo deseas."

Como la muchacha no puede llegar bien desde su posición actual, se pone de rodillas y se acerca un poco, yendo con mucho cuidado de no arrodillarse sobre el pelo que cuidadosamente acaba de peinar. A medida que se acerca, reza interiormente para que las cosas que ha oído sobre demonios perro oliendo los nervios sus presas fueran sólo habladurías y exageraciones. 

Con dedos ansiosos y temblorosos, sujeta el nuevo enredo y lo libera de las correas de la armadura, comenzando a peinarlo con cuidado como con el otro. Está segura de que a él no le dolería si le diera algún que otro tirón, pero lo peina gentilmente de todas formas. Este enredo es más pequeño que el otro, así que le toma mucho menos tiempo deshacerlo. Cuando termina, deja pasar sus dedos por su cabello para dejarlo bien en su sitio. De nuevo ha terminado su labor, pero sus dedos querrían continuar.

Se muerde el labio inferior, pensando que la fortuna favorece a los valientes. Si algo ha aprendido de sus viajes con Lord Sesshomaru es que uno debe comenzar cada tarea con firmeza y confianza. Con el cepillo todavía en la mano, comienza a alisar los largos mechones de pelo de la parte de la derecha, y va moviéndose lentamente hacia la izquierda. Él seguro que sabe que ya ha terminado, pero no dice nada. Rin sabe que en verdad el Lord no puede sentir el cepillo pasar suavemente por su cabello, sin siquiera rozar su armadura, pero a ella le parece que está tan cerca de él que es casi como si lo tocara.

 Al final, acaba su labor y se siente orgullosa por el buen trabajo que ha hecho. Le echa un vistazo a esa melena de plata, pero sabe que hay una diferencia entre tener confianza y un exceso de seguridad —ver a Lord Sesshomaru luchar contra Inuyasha todos estos años ha sido suficiente como para que ella aprenda a diferenciar las dos. Sabe que ya se ha tomado más libertades de las necesarias por un día. No hay necesidad de forzar a la suerte.

Rin vuelve a su sitio sobre la sábana, dejando el cepillo en la cesta. “¡Terminado! Y no hemos tenido que cortarlo.”

Él se gira, para sentarse en la misma posición en la que estaba anteriormente y su cabello se desliza por el borde de la sábana. Algo en el pecho de Rin se agita al verlo pasar sus dedos entre los mechones, casualmente colocándose uno tras la oreja.

Él mira la obra de la joven y asiente. "Gracias, Rin."


Ella sonríe de alegría ante la inusual muestra de gratitud. "¡El placer ha sido mío!" Las palabras salen de su boca sin pensarlas, y espera que él no se dé cuenta de lo ciertas que son. La mirada del Lord parece divertida, aunque ella no está del todo segura. Carraspea un poco y desvía la mirada, fijándose en un pequeño brote verde, no muy lejos de donde está sentada. Saca conversación de ahí, con más fervor del necesario. "¡Mire, Lord Sesshomaru! ¡Arikko! ¿Sabía usted que puede aliviar el dolor de estómago? Esta misma tarde, la señora Kaede me estaba enseñando cómo identificarlo..."

La incomodidad desaparece y vuelven a lo que hacen habitualmente. Cuando el sol comienza a descender, ella ya lo ha puesto al día de todas las cosas que han ocurrido durante esos tres meses. Los comentarios de él son escasos, pero eso no es nada nuevo. Al anochecer, Rin recoge un poco de mala gana el set de té, la sábana y el regalo del Lord y él la escolta de vuelta a casa. La muchacha le está hablando de las enfermedades que ha tratado con éxito recientemente cuando él se detiene súbitamente en la puerta torii.

"¿Ocurre algo malo, Lord Sesshomaru?"

La mirada de él se dirige a la villa mientras sutilmente olisquea el aire, y su expresión se agria. “Debo marcharme.”

Los hombros de Rin caen al tiempo que ella se gira para mirarlo, acercándose unos pasos. “¿Tan pronto? ¡Pero si acaba de llegar!” La necesidad de pisotear el suelo vuelve a ella. “Sé que no es demasiado, pero siempre hay una habitación preparada para usted-”

"Me iré." La mira directamente a los ojos, y es como si le leyera la mente a la joven, porque suaviza su tono. "Pero volveré. Pronto."

El corazón de la muchacha casi se detiene cuando los dedos de él acarician un mechón de su pelo, que había caído por delante de sus hombros, peinándolo delicadamente con sus garras. Antes incluso de que ella tenga la oportunidad de procesar tal suceso, menos todavía de decir nada, la mano se separa de ella.

"Cuídate, Rin." Y con esas palabras, se eleva en el aire y desaparece, como una cegadora luz apagándose en la oscuridad del cielo.


Ella lo mira por un segundo, mientras su corazón y su mente vuelven al presente. Inconscientemente, se lleva una mano al mechón de pelo que él le ha tocado y nota como las mejillas se le enrojecen. Con una sonrisa, se gira y prosigue su camino escaleras arriba.



Yyyyy, ¡fin! Hasta aquí esta segunda parte del primer capítulo. ¿Os ha gustado? 
Muy bien, ¿qué hemos aprendido hoy? Que Rin es una fetichista del pelo de Sesshomaru
jovenzuela enamorada y necesita que alguien le dé un pequeño empujón y la ayude a tomar la inciativa, porque me da a mí que Sesshomaru no lo hará. ¿O sí? 

Ahora, a esperar a la tercera parte. La publicaré el jueves de la semana que viene, así que ya sabéis. ¡Espero que os haya gustado y también espero volveros a ver por aquí! ¡Hasta otra!

—Amonet.


4 comentarios:

  1. Antes que nada, que buen fic! Enserio lo ame.
    La rabieta que Rin se aguantó fue genial. Hahahhaha.
    Desconocía su fetichismo hacia el cabello del Gran Lord, pero no la culpo.
    Me imagine a la pobre Rin sudando frío mientras "peinaba" a su querido Señor. Seguro éste disfrutaba como ella sufría.

    ¡Sesshoumaru eres genial!
    Le debes varios cachorros a esta chica. Mira que hacerla "sufrir" tanto. Bromeo (o eso creo).

    He leído muchos fics pero sin duda éste se lleva un buen aplauso.

    Quisiera leer el original (aunque mi ingles no es tan bueno) pero, leeré primero tu traducción.

    ¡Gracias! Nos estamos leyendo. ;-)

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    1. ¡Muchísimas gracias por leerlo y comentar! Estoy muy contenta de que te guste. El jueves de la semana que viene se publicará la última parte de este primer capítulo (el fanfic tiene tres capítulos en total) y ya verás como las cosas se ponen cada vez más emocionantes♥

      Sin duda, te recomendaría que leyeras el original en inglés. Yo intento traducirlo lo mejor que puedo, pero siempre hay muchos matices que se pierden al pasar de un idioma al otro.

      Espero verte más por aquí, un saludo y gracias de nuevo♥

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  2. ¡oh, por todos los cielos! Me he enamorado con este capítulo. Aunque la idea de pensar en el cabello de Sesshomaru enredado es demasiado ¿surreal? No sé, es tan perfecto que ni nudos debe tener <3

    La verdad, me encantaría leerlo en inglés, pero entiendo poco y nada, así que seguiré con tu traducción XD

    ¡Un abrazo!

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    1. Muchas gracias por leer y comentar, Roxana♥ Espero que el fanfic te guste y no te decepcione :)

      ¡Un saludo!

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