viernes, 8 de enero de 2016

Sherlock: Especial Navideño.

Muy buenas a todos, gente. Paul al teclado.


Pues sí. Ya está aquí. Ya llegó. Ya hemos podido disfrutar de este "especial navideño" que nos tenían preparados nuestros admirados Steven Moffatt y Mark Gatiss, "La novia abominable" (The abominable bride). Un episodio que, como alguien me dijo en Twitter muy acertadamente, es "todo un regalo para los seguidores".

Los tráilers que habían ido publicando a lo largo de estos meses nos habían dejado los dientes largos. No era para menos. Volvía Sherlock. Volvía Sherlock, y además ambientado en la época victoriana original del personaje. ¿Estaría a la altura de las expectativas? Eso nos preguntábamos todos, y la respuesta, como no podía ser de otra forma, es un rotundo.


Este especial navideño ha superado con creces el reto que tenía por delante. Una vez más, la ambientación tan cuidada y exquisita nos lleva de la mano por morgues tenebrosas, laberintos llenos de niebla y mansiones señoriales sin ruborizarse y sin caer en el cliché. Porque todo está pensado, todo está estudiado, nada se deja al azar. Todas las pistas están ahí, como siempre, a cuentagotas, de la primera a la última escena, en la que el fantástico y singular talento de Sherlock las une en una soberbia explicación.



Eso sí, no todo podía ser perfecto. Los giros de guión, el argumento complejo y las múltiples referencias (tanto a la propia serie como en forma de guiños a los libros) hacen que sea un episodio en el que se habrá perdido mucha gente. Los que no sigan la serie, por supuesto. Los que la sigan y no la tengan fresca (cosa que tampoco es de extrañar, teniendo en cuenta el tiempo entre temporada y temporada) probablemente también se hayan perdido. Y ello, pese a que al principio del capítulo se nos hace un breve resumen de cómo hemos llegado a este punto en forma de diversos flashbacks.

Y es que puede ser desconcertante, sin duda. Sin caer en spoilers, diré que el episodio nos muestra la perspectiva desde el "palacio mental" de Sherlock, por lo que los cambios de época serán constantes y el límite entre realidad y ficción, difuso. Muy difuso.

Pero eso no puede empañar el resultado final, ni mucho menos. El episodio tiene momentos memorables, y yo he aplaudido más de un diálogo brillante entre Holmes y Watson. Como no podía ser de otra forma.



En cuanto al capítulo en sí, no quiero hacer demasiados spoilers, por si hay algún lector que no lo ha visto aún (no sé a qué esperas, de ser así, sinceramente. Estás tardando). Simplemente, diré que es rico, riquísimo en referencias. Seguro que se me ha pasado alguna (es un capítulo que requiere más de un visionado, y por desgracia todavía no he podido) pero así al vuelo he captado unas cuantas referencias y homenajes a relatos de Conan Doyle. "Las cinco pepitas de naranja" tal vez sea la más evidente, un guiño a "El sabueso de los Baskerville", "El carbunclo azul", Mycroft en el Diógenes, la aparición de la revista The Strand (donde se publicaron las historias originales de Sherlock desde 1891), y la guinda del pastel: el duelo en las cataratas Reichenbach.



Y por cierto, un detalle que me ha sorprendido. En un momento en el que Holmes y Watson mantienen un diálogo, completamente conscientes de la irrealidad de las cosas y de estar ambos sumidos en una historia de la que son personajes protagonistas, escuchamos a Sherlock decir por primera vez en toda la serie su frase más icónica, "elemental, querido Watson". Una frase, que pese a ser la más icónica y recordada, Sherlock jamás pronunció en ninguno de los libros de Conan Doyle. Un bonito detalle, y curioso.



Sin duda, estamos ante uno de los mejores capítulos de Sherlock. Sin ninguna duda. La escenografía y la ambientación son las mejores de la serie, de largo. Tanto Cumberbatch como Freeman disfrutan de los personajes, y se les nota. Hace poco, Cumberbatch declaró que "le gustaría envejecer interpretando a Sherlock", y esa pasión se traduce en interpretaciones soberbias en cada escena. A ti te gustaría envejecer interpretándolo, Benedict, y a mí vivir para verlo. 


Un saludo,

-Paul J. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario