lunes, 28 de diciembre de 2015

Owari no Seraph: Nagoya Kessen-hen (Capítulo 12)

¡Muy buenas a todos! Por fin llegó el esperado capítulo 12 de Owari no Seraph: Nagoya Kessen-hen, un capítulo muy muy salado...

El episodio comienza retomando el momento en el que Yuu y Guren se encuentran, y éste último ataca con su espada a Yuu, pero como siempre Mika aparece y detiene el ataque, interponiéndose entre los dos con su arma. Yuu y sus amigos observan confundidos la breve pelea entre Guren y Mika, hasta que Kureto Hiragi lo llama, haciendo que Guren aparte su atención del vampiro y ordene a su espada que “beba la sangre de humanos, demonios y antecesores”. Vamos, todos en el mismo saco.

"Lo importante es que estés bien, pero ahora voy a cortarte por la mitad"

Para el desconcierto de Yuu, Guren se lanza contra humanos y vampiros, empezando una carnicería sin hacer distinción, hasta que el gran contenedor estalla debido a la cantidad de sangre absorbida por las flechas, revelando así su interior. Lo que había en la estructura parece ser un ángel, hasta que se descubre que se trata de Mirai, la hermana de Kimizuki, que había sido sometida a experimentos para ser convertida en un “arma”. La chica, que permanece suspendida en el aire y no es consciente de sí misma, condena a los humanos y toca una trompeta dorada, la misma que Yuu vio cuando quedó en coma. La tierra se abre y comienzan a salir estructuras puntiagudas como si de un escenario apocalíptico se tratase, mientras los presentes observan desconcertados la situación. 

Mirai.
Kureto ordena que se contenga al ángel, Aoi da la orden y varias ristras de talismanes encadenan el cuerpo de Mirai ante la mirada preocupada de Kimizuki, el cual se enfurece y corre hacia ella, pero justo en ese momento es atravesado por la espada de Guren. Al ver esto,Yuu se lanza contra Guren (que es para él como una figura paternal y no cree posible que haya atacado a un miembro de “su familia”) e inician una breve lucha, sumándose Mika a ésta. Pero cuando por fin Yuu consigue alcanzar a Guren, es incapaz de matarlo, pues se niega a aceptar que es un traidor. Yuu agarra a Guren del cuello del uniforme y le pide explicaciones, pero para su sorpresa, Guren empieza a llorar, haciéndole entender de que algo pasa con él, que no es dueño de sí mismo.


Guren hiriendo a Kimizuki.
Pero ante la sorpresa de todos, Guren atraviesa con su espada a Yuu, haciendo que Mika se vuelva muy loco acuda a su lado. En ese momento, en el que Guren ríe desquiciado, del interior de Mirai (el “angel”) brota una sustancia negra que forma un demonio gigante, al que Kureto llama Abadón, el demonio de la destrucción invocado por la quinta trompeta”. Kureto ordena a Aoi que dé la orden de devorar al resto, por lo que ésta lanza contra el demonio unas flechas que provocan que Abadón cree pequeños demonios individuales, que comienzan a atacar al resto. Tanto los humanos como los vampiros son devorados por las criaturas, y ante el peligro inminente, Shinoa da la orden de retirada, pero Kimizuki se niega a abandonar a su hermana. 

Abadón.
 El chico intenta llegar hasta ella pero por culpa de su herida no puede avanzar mucho, por lo que es ayudado por Yoichi y Mitsuba. Mientras tanto, Mika carga a su espalda a Yuu, pero éste le pregunta por Guren y por sus amigos. Mika se enfada, pero su amigo le intenta hacer comprender que tanto ellos como él son su familia. En medio de la disputa, cuando el chico vampiro es empujado por una de las criaturas, Yuu se da cuenta de que está muy malherido y le ofrece su sangre, pero éste no se puede regenerar dentro de ese campo. Un desesperanzado Mika le dice que no se puede hacer nada contra ese demonio, así que lo mejor es que lo deje allí y que huya, pero Yuu se niega. 

Mika y Yuu.
Convencido de que lo único que puede hacer es matar al demonio, Yuu se hace un harakiri se clava su espada para así volver al estado en donde se encuentra con su demonio Asuramaru, que le recrimina que la está traicionando y que si sigue ese camino va a perder su humanidad. Él le responde que no le importa si así consigue salvar a su familia, y toca la trompeta dorada. En ese momento, algo estalla y Kureto con el resto de su escuadrón observan el gran haz luminoso que se ha formado, descubriendo que se trata de Yuu en su forma de “Serafín del Fin”.

Mika es empujado por la explosión, pero es salvado por Krul Tepes. Mientras, Kureto ordena que ataquen inmediatamente a Yuu, pero éste detiene los ataques con... Sal. Sí, eso que usas para que la comida no sepa sosa. Aunque este poder no parezca muy atractivo, resulta muy efectivo ya que todos los ataques u enemigos son convertidos en sal. Aoi revela que Yuu en esa forma se trata de “El Rey de la Sal”, el demonio de la segunda trompeta. El chico crea un arma de sal y se lanza contra Abadón, que después de unos instantes de lucha es finalmente vencido. Mirai pierde su forma de ángel y cae inconsciente en el suelo, mientras Yuu aún permanece suspendido en el aire, dispuesto a convertir a todos los presentes en pilares de sal, pero Kureto lo ataca y el cuerpo del chico cae al el suelo, comenzando así una pelea en tierra. Kureto ordena a sus subordinados que atrapen al chico, y justo en el momento en que Yuu iba a recurrir a su espada al encontrarse frente a Guren, su demonio Asuramaru lo deja inconsciente debido a “su pérdida de control”.

¡Es el Rey de la Sal!
Mika intenta acudir junto a Yuu con Krul, pero ella es atacada por Crowley. Aunque consigue evadir al vampiro, Ferid aparece por detrás y la atrapa, clavando sus colmillos en el cuello de Krul. Ésta le ordena a Mika que no la ayude y que se vaya, mientras su sangre es succionada por Ferid. El vampiro revela la traición de Krul, la cual participó en los experimentos del “Serafín del final” y se proclama nuevo líder, ordenando al resto de vampiros que acaben con los humanos.

Ferid y Krul. Esto parece ya parece acoso sexual.
Cuando Guren se estaba acercando al cuerpo de Yuu, Makoto Narumi aparece e impide que Kureto y sus subordinados se acerquen a él, creando con su arma una pared que permite a sus amigos salvar a Yuu y huir. En el momento en el que Kureto iba a ordenar la persecución de los chicos, son atacados por el grupo de los vampiros, por lo que no le queda más remedio que dejarlos escapar para enfrentarse al enemigo. En medio de la confrontación, Shinya entra en la escena, apuntando con su arma a Guren y pidiéndole una explicación de todo lo ocurrido. Éste último se ríe, provocando que Shinya se enfurezca aún más y lo golpee, pero Guren le dice que “eso era lo que soñaban de pequeños, cambiar el mundo”. Shinya, muy confuso, le grita y le recrimina haber traicionado a sus subordinados, pero en ese mismo instante se da cuenta de que Guren no es él mismo, que es probable que se haya convertido en un demonio. Los chicos siguen con la huida, y en el momento en el que son alcanzados por unos soldados, Shinoa anuncia que su escuadrón se desliga del Ejército Demonio Imperial Japonés. Mika acaba con los soldados y finalmente consiguen huir. 

Shinya amenazando a Guren.
Es en este momento en el que el capítulo sufre un salto temporal, adelantando los acontecimientos cuatro meses después y mostrando cómo las tropas de los humanos se reorganizan en la base, en dónde Aoi le informa a Kureto (que ahora parece que luce otro uniforme) que “están listos para el avance”. También se muestra a Guren, el cual parece ser que permanece a su lado. En otro lugar, el grupo de vampiros recibe a Crowley, Ferid y a un nuevo personaje, un vampiro que parece tratarse de un noble, más pequeño en apariencia y con el pelo bicolor.

Mientras tanto, en una playa situada en una localización desconocida, se muestra a Shinoa, Mitsuba, Yoichi, Kimizuki, Makoto, Yuu y Mika vestidos sin sus respectivos uniformes pero manteniendo sus armas, preparándose para una nueva misión: Salvar a Mirai y Guren. El capítulo termina de una forma extraña; mientras el grupo bromea, Yuu se detiene y con gesto ausente se mete hasta las rodillas en el agua del mar, para después extender su palma de la mano y anunciar que “ha llovido”.

Y hasta aquí este épico, salado y extraño episodio. Espero que hayáis disfrutado leyéndolo tanto como yo escribiéndolo, a pesar de que ha sido un poco complicado. Nos leemos próximamente, ¡felices fiestas!

Andy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario